Ahora que el dominio absoluto y la victoria final
parecen más cerca que nunca,
cuando todos los mares se han vuelto navegables
con la ayuda de la tecnología más avanzada,
te pregunto,
charco cenagoso en el alcorque de este árbol callejero,
más oscuro y profundo que la noche que reflejas,
¿dónde están las estrellas?
Miguel Fernández Elorriaga
“Cartografía de un lugar irreconocible” es una serie fotográfica en la que todas las
fotografías están hechas desde un punto de vista cenital, como si de
fotografías aéreas se tratara o hubieran sido tomadas por satélite, como el
resultado de una búsqueda imposible con GoogleEarth que mostrase con gran
precisión un mundo aparentemente insignificante. Sin embargo, tanto la
discontinuidad entre las fotografías de la serie como lo reducido del campo
visual de todas ellas hace imposible reconocer el lugar en el que fueron
hechas. Esta cartografía tan peculiar pretende, no obstante, que se pueda
re-conocer el lugar, volver a conocer el lugar desde la imaginación, lo cual
quizás también sea rememorar lo perdido.
Para imaginar la ciudad de forma más libre, y
especialmente para imaginarla como podría ser, las fotografías se presentan sin
textos que las expliquen o contextualicen y además no se han puesto títulos. Éstas pueden ser la escena de un
crimen, el campo de batalla del que los sueños se resisten a retirarse o ambas
cosas a la vez.
Aunque las fotografías fueron tomadas en
Madrid, en todas ellas aparecen elementos naturales y elementos artificiales
que se encuentran casi en cualquier ciudad. Estas imágenes evocan también las
relaciones que los habitantes de las ciudades tenemos con la naturaleza. Aparte
del interés que las fotografías puedan suscitar como pruebas del surgimiento de
la vida vegetal en lugares muchas veces inverosímiles, en ellas se muestra el
orden geométrico de lo artificial y el orden fractal de la naturaleza, lo
planificado frente a lo caótico, lo estático frente a lo dinámico, etc.
Se representan elementos que se ven
obligados a sobrevivir en las grietas y lugares marginales del espacio que se
diseña sin contar con ellos. Las fotografías pretenden también ser signos del mundo fragmentado y de las
sociedades sin horizontes en las que vivimos. Y esto a pesar de que en algunas
fotografías el límite de un bordillo se insinúa como la línea de un horizonte
lejano, una pluma blanquísima hace que el agujero en el que ha caído parezca
menos oscuro o la raíz de un árbol haya encontrado una salida entre dos bloques
de cemento. Como dice Rafael Sánchez Ferlosio (Ensayos y artículos Volumen II. Editorial Destino): "Sin embargo… ¡oh, sin embargo! Parecen adivinarse aquí y allá
dispersas, débiles, inciertas huellas de que tal vez ha habido, o ha podido
haber, o, por lo menos, ha querido haber, alguna vez, un mundo.”
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Buenas Miguel,
ResponderEliminarMe acabo de meter por primera vez en tu blog. Me ha encantado. estas fotos son maravillosas, tienen fondo y forma, el color, la idea, .. Estoy sorprendida, te creia un fotografo bueno, aficionado, sin mas. Ahora, creo que tienes talento. Me en-can-tan.
Un abrazo,
Iria
Acabo de ver tu exposición en Arganzuela, mientras descansaba de estudiar me la encontré por los pasillos. Es sencillamente genial, tanto la calidad como la idea. Es tuyo el poema?
ResponderEliminarMuchas gracias, Fidel, me alegro mucho de que te gustara. Y sí ,el poema es mío.
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